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José Manuel Briceño Guerrero

lunes, 3 de noviembre de 2014

Muere un Guerrero del Pensamiento

Escrito por Edgar Gutiérrez
Publicado el Viernes, 31 Octubre 2014 11:16





Hace unos instantes nuestro amigo poeta Hermes Vargas avisó en su Facebook que José Manuel Briceño Guerrero acaba de fallecer.  Llamé inmediatamente a mi hija Maybeth, quien junto con Pedro mi hijo mayor son parientes directos de Jonuel Brigue, como él mismo se hacía llamar (José Manuel era primo hermano del Prof. Pedro Nicolás Tablante, abuelo de mis hijos mayores)
Desde TatuyTv me piden una nota acerca de él. De verdad no sé qué decir. Esa relación a la que hice referencia con mis hijos y con el resto de la familia Tablante, de alguna manera marca la visión que uno tuvo siempre de él. Y no es un asunto de haberlo conocido. Es muy difícil decir que se conoce realmente a una persona como él. Es simplemente que José Manuel Briceño era sin dudas una persona particular. Poeta. Filólogo. Políglota. Narrador. Ensayista. Profesor  universitario. Conferencista internacional. Premio Nacional de Ensayo 1981. Premio Nacional de Literatura 1996. Nominado al Premio Nobel de Literatura 2008.  Es autor de: Dóulos Oukóon, 1965; América Latina en el mundo, 1966; Triandáfila, 1967; El origen del lenguaje, 1970; La identificación americana con la Europa segunda, 1977; Discurso Salvaje, 1980; Europa y América en el pensar mantuano, 1981; Holadios, 1984; Amor y terror de las palabras, 1987; El pequeño arquitecto del universo, 1990; Anfisbenas. Culebra ciega, 1992; L´enfance d´un magicien, 1993; El laberinto de los tres minotauros, 1994; Discours Sauvage, 1994; Diario de Saorge, 1996; Discours des  Luminiéres, 1997; Esa llanura temblorosa, 1998; Matices de Matisse, 2000; Trece trozos y tres tristezas, 2001; El tesaracto y la tetractis 2002; Mi casa de los dioses, 2003; Los recuerdos los sueños y la razón, 2004; Para ti me cuento a China 2007. No sé, (y esto es solo un resumen de su obra, pues hay mil cosas más), sin duda uno de los intelectuales más complejos y completos de los últimos tiempos merideños y venezolanos.
No era merideño, en realidad, aunque lo fue sin duda. Nació en Palmarito, en Apure (creo que en 1929) y fue sin duda un llanero completo. Pero, se vino a Mérida, hace muchos años y se hizo merideño. Adoptó el lugar, o mejor se dejó adoptar por estos lugares a los que sin lugar a dudas amaba. Junto con Jacqueline Clarac su compañera eterna, hizo caminos por aquí y como todo el que camina dejó huella…
González Dueñas decía de él, en una nota que publicó en su blog, que “Cuando se habla de “escritores secretos” se incurre en una injusticia; ese término parece aludir a que estos escritores “se esconden”, y algunos lo hacen sin duda, pero en realidad lo que hace es señalar a quienes están fuera por completo de los canales mercantiles y la vida socioliteraria. En sus casos más altos refiere a obras inclasificables, totalmente renuentes a los paradigmas instituidos, expresiones solitarias por vocación pero también por una soberbia radical que es al mismo tiempo una humildad no menos radical. Esta forma de la extrañeza carece de nacionalidad: puede brotar en cualquier punto del planeta (de cualquier planeta) porque su nombre es universalidad. En estos casos climáticos la intensa soledad de vida y obra habla, por una vez, el lenguaje de todos.”
Ciertamente, si algo es Briceño Guerrero es eso, además de ser “escritor secreto” era, es, lenguaje y lenguaje de todos. Él mismo decía de sí: “Yo tuve una doble inclinación; por una parte me interesó muchísimo el trabajo y la reflexión teóricos y todo lo que se puede hacer por ese lado, y en eso estoy, mis estudios académicos tienen que ver con eso. Pero al mismo tiempo sentí una necesidad de utilizar la palabra, el lenguaje, de manera artística, para expresar mis convicciones, mis vivencias personales, mis sentimientos, de una manera, en lo posible, seductora, que lograra un tipo de comunicación más bien emocional con la gente. En realidad he cultivado la literatura como una forma de establecer nexos de cariño, porque sentí gran admiración y amor por los grandes escritores y poetas que leí, y me sentí como endeudado con ellos y con la gente; me pareció que yo debía también poner mi parte en esa cadena de escritores, de poetas que han escrito para los demás. Y así he concebido a la literatura: como puente hacia los otros. Me siento muy feliz cuando alguien responde a esos mensajes que doy.”
José Manuel Briceño Guerrero (Jonuel Brigue, el viejo José Manuel, el Profe Briceño Guerrero, como queramos llamarlo) es de esas personas que nunca se irá, y se queda entre nosotros por muy diversas razones. Su obra, compleja y profunda, fue siempre un libro abierto, esencialmente porque José Manuel siempre entendió que una obra solo sirve si se hace voz y por eso se alegraba al sentir que “hay algo nuevo que está pasando en el sentido de una mayor aceptación de los pobres, de los indígenas, los humildes, de los que forman la bases de nuestra población y que eso es absolutamente indispensable que se haga, sería una mezquindad infinita no reconocer que en este tiempo se está haciendo un paso respetable, notable, gigantesco, por abrir  la posibilidad de comunicación de los estratos menos favorecidos de la sociedad, dándole lo que les corresponde por derecho”. (palabras dichas en la FILVEN de 2009 donde fue el escritor homenajeado).
El viejo se queda entre nosotros, pues se hizo voz y esa voz la seguiremos oyendo…
Fuente: TatuyTv

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