Por:
Diego Camilo Figueroa Rincón
Hay
situaciones en las que uno es conciente de su trascendencia y al pasar
el tiempo, esas situaciones suelen pasar al olvido. En cambio hay otras
que pasan como la luz del día y nos marcan sin darnos cuenta. Creo que
tenía 11 o 12 años cuando un día, de repente, cobre conciencia de que
todos morimos, que había un final para todos, me imagine a mis padres
muertos, a mi hermano y mi hermana muertos y a mi muerto. Nunca he
llorado por tanto tiempo. Recuerdo llegar a dormir a mi cama en la noche
y empezar a pensar en eso hasta que no aguantaba y lloraba. Creo que
fueron 3 semanas así.
Mi
mamá se dio cuenta que algo pasaba y ha sido de las únicas veces que no
ha tenido que insistir para que yo le diera una respuesta y no una
evasiva a su típica pregunta, ¿mijo que tiene? Le dije algo así –mamá,
nos vamos a morir – ella me pregunto extrañada – ¿cuando?, ¿como? – y yo
le respondí – algún día –. No recuerdo exactamente cuánto tiempo se
demoro en darme una respuesta pero creo que fue rápido, me dijo – hay
mijo pero aún falta mucho tiempo para que eso pase-.
Esta
historia se la conté al viejo Briceño para comentarle la idea que se va
construyendo en mí para hacer el documental del TR4, una especie de
combinación de mi miedo a la muerte y mi miedo a que el viejo Briceño
muera. El viejo dijo que había sido muy sabia la respuesta de mi mamá y
es muy cierto pero recordando, a mi esa respuesta me tranquilizo pero
no me quito el miedo. Ahora recuerdo que yo seguía dando vueltas en la
cama imaginando mi muerte y al mismo tiempo diciéndome que aun faltaba
mucho tiempo para eso no contenía el llanto. Con los días esa respuesta
me fue tranquilizando hasta que un día me pareció absurda esa idea de
tener la muerte respirándome al oído si tenía apenas 11 o 12 años, así
que me puse a reír y reía a carcajadas semejante cosa absurda de vivir
pensando en que uno se va morir cuando apenas está empezando a vivir.
Pensé que el tema había desaparecido de mi vida hasta que hace casi un
año me di cuenta que no era cierto y que aun esta tan presente en mi
como antes.
Cuando
le conté al viejo de mi miedo a su muerte me respondió – aun hay
Briceño para mucho tiempo –. Ya le he hecho ese comentario 2 veces desde
que lo conozco y las dos veces me ha respondido de la misma manera. A
veces pienso que soy demasiado hp en preguntarle esas cosas pero me come
la curiosidad el saber como ve una persona de su edad la muerte, y
mucho más como la ve él. Yo comprendo que él no quiera hablar del tema,
así que creo que no voy a insistir mucho en eso, sino más bien en
explorar el por qué me da miedo su muerte y su relación con mi miedo a
morir.
Me
pregunto pues ¿Por qué tengo miedo de que el profe se muera? Al inicio
lo que se me ocurría era en que con él, se moriría una cantidad de
sabiduría que nunca podríamos llegar a conocer, que un abismo que
posiblemente podría llenarse iba permanecer estático pero luego pensé,
si no somos capaces de construir tal sabiduría tampoco haríamos mucho
con la del profe. Uno de los temas que afloran es el del destino ¿hay un
destino? Siempre he sido un incrédulo de tal cosa, pero no puedo negar
en lo que he vivido, en estos momentos de mi vida no estoy cerrado a
cualquier posibilidad y no doy por absoluto ni verdadero nada, eso hace
que uno cargue como con menos carga y más carga a la vez.
Luego
pensé en algo más visceral, pensé en que no me iba a alcanzar el tiempo
para aprender lo suficiente del profe. Pero me di cuenta que las
enseñanzas se ganan también con la edad por “buen” estudiante que fuera.
Hoy día pienso que el miedo es ha perder tiempo, ha perder la
oportunidad de sus clases, a no estar entendiendo lo que quiere decir y
luego no tener la oportunidad de preguntarle, a veces siento que cada
día que pasa estoy perdiendo una oportunidad y esto me conecta con mi
miedo a morir y ese pasaje de Thoreau “Me
fui a los bosques porque quería vivir con intención, quería mamar toda
la savia de la vida, para desterrar todo lo que no era vida y para no,
al morir, descubrir que no había vivido”.
No
se porque la gente suele preguntarme mi edad, o si eso es común aquí,
en todo caso recuerdo que desde que llegue a Venezuela respondía siempre
que tenia 23 años, un día me lo preguntaron para la cedulación y demore
un tiempo para recordarlo me toco hacer cuentas para estar seguro. No
le paro a mi edad pero eso no quita el saber que el tiempo corre en mi
contra. Hasta el momento considero que he tomado las mejores decisiones
para mi vida y que me gusta lo que estoy haciendo pero eso tampoco quita
la incertidumbre de pensar si en el futuro seguiré pensando lo mismo.
También esta en que soy uno de esos que se mortifica fantaseando con
“¿y que tal si hubiera hecho esto? O ¿si hubiera dicho esto no pasaría
aquello?” siempre pensando que las cosas hubieran sido mejor si me
hubiera atrevido a hacer o decir, eso me mortifica. Me mortifica cuando
no soy capaz de atreverme a hacer las cosas y me quedo inmutable en esa
situación, he pasado muchas veces por eso, en algunas venzo en otras
pierdo y pienso, ¿si la gran decisión de mi vida pasa delante de mi y la
dejo pasar? o ¿que tal si ya paso? Luego pasa ese miedo y sigue mi vida
como si nada, a veces le paro más atención que otras, el hecho es que
nunca desaparece, o bueno, tal vez por ahora.
Sigo
en la búsqueda y repregunto ¿existe tal oportunidad de la vida? ¿Que es
eso de la gran oportunidad de la vida? En el fondo veo una respuesta
que me parece estupida y más pensar en que me la creo, es el mito de los
cuentos de hadas, un hada madrina que te transforma la vida de un
momento a otro, ese mito ha sido bombardeado y sigue siendo bombardeado
con todas esas historias de Hollywood que de tanta insistencia yo creo
que queda en el interior de uno. Aquí otro tema, ¿fama? o
¿reconocimiento? ¿Lo uno lleva a lo otro? Han habido muchos grandes
artistas que sus obras son conocidas mucho después de su muerte ¿Así
tiene que ser?¿Qué un artista muera sin saberse sido reconocido? ¿Será
que ellos perdieron la oportunidad de ser reconocidos? ¿Cuántos otros
habrá por conocer? ¿y si no los descubren? Creo que no tengo problema en
ser o no reconocido, creo que soy modesto frente a esto pero ¿Qué tal
que no? El viejo tiene una frase que me conmueve mucho, “a mi me gusta
ser leído, yo escribo para ser leído” a mi me parece que si el
pensamiento del profe es entendido contribuiría a que nosotros los
latinoamericanos por fin pensemos por nosotros y otra historia construir
pero ¿habrá que esperar a que el viejo se muera para que entendamos
eso?
Finalmente hay un hecho que también me ha afectado mucho y es el libro de Thomas de Quincey “Los últimos días de Emmanuel Kant”. Este
texto muestra como nuestro proceso biológico de vivir muriendo nos va
despegando de todo en cuanto hemos sido. Era fácil entender eso de que
lo material nunca hace sobrellevar los problemas que la vejez trae, pero
con este libro uno se da cuenta que la sabiduría tampoco lo hace, nada
lo hace, un gran pensador que partió el pensamiento en 2 envuelto en
caprichos de niño, en nubarrones que cegaban su memoria, a veces ni se
acordaba de lo que él había escrito, el costo y esfuerzo en construir lo
que hizo, se le iba perdiendo sin ninguna forma de evitarlo, a final de
su vida no pudo disfrutar en cuanto él había sido.
Ese
es otro tema que se relaciona con mi miedo a morir, el miedo a llegar a
verme anciano y estar perdiendo día a día mis facultades hasta quedar
casi en un estado fetal ¿es la muerte que yo quiero? Siempre he pensado
en la eutanasia como un derecho que debe legalizarse y no solo para los
enfermos terminales sino para todo el que quiera, en esta civilización
los ancianos son los peor tratados, los menos considerados, los
olvidados, las cargas. Yo lo he hecho y lo hago y no me gustaría que lo
hicieran conmigo, siempre he pensado en la eutanasia como una
posibilidad mía de morir, me pregunto si todos pensamos en lo mismo y en
la espera de ese momento ¿se nos olvida también?
Quisiera
resolver con el documental por lo menos 1 o 2 preguntas planteadas aquí
pero se que de cada respuesta surgen nuevas preguntas, lo que se es
tomare este documental para profundizar mas sobre
ese miedo mío a morir y de esta forma seguir en mi camino de conocerme a
mi y a esa famosa condición de ser seres humanos.
Fuente: A modo de Motivación